Hoy en día existe una gran variedad de alternativas a la harina de trigo aunque son poco conocidas todavía. Podemos encontrar harinas para todos los gustos, las hay más sabrosas, unas más útiles para según qué tipo de plato y otras con más propiedades. Pero, ¿Cómo sabemos cuál elegir para cada momento?

Harina de castañas.

La harina de castaña es un alimento saludable, delicioso y una estupenda fuente de energía. Entre las vitaminas que puedes encontrar en la harina de castaña (B1, B2, B3, B6 y B9) está también la vitamina E. Esto quiere decir que consumir este producto va a darle un aporte de vitalidad y salud a tu piel del que te tardarás muy poco en percatar.

La harina de castaña no tiene casi grasa (menos del 5%) y en ese mismo porcentaje puedes encontrar sus proteínas. Es una fuente, claro está, de hidratos de carbono. Energía pura, sana y nutritiva.

Aporta sin ninguna duda un añadido extra a los platos. Es preferible asociarla con una harina neutra (harina de arroz o fécula de maíz) en una preparación aireada (bizcocho, pastel) porque es muy densa. 

Harina de bambú.

Esta harina se obtiene de las cañas de bambú más jóvenes. Se muele fino y se obtiene un polvo blanco muy fino. Pero que no te engañe; su poder es muy alto. Y esto se debe a que tiene una gran cantidad de fibra, que absorbe los líquidos.

La harina de bambú, mezclada en cantidades bajas con harinas low carb, consigue dar ese efecto de esponjosidad. Es un cambio de textura increíble. Desaparecen los grumos característicos de la almendra y queda un bizcocho o pan blandito y tierno. Es como si le metieras aire.

Lo mejor de esta harina es que no tiene carbohidratos y esto permite jugar con otras harinas un poco más altas en carbohidratos. Por ejemplo, combinar una base de harina de almendras + bambú con trigo sarraceno o con harina de coco. Los resultados son espectaculares.

Harina de almendras.

Esta harina es baja en carbohidratos, está llena de nutrientes y tiene un sabor ligeramente más dulce. La harina de almendras, también puede proporcionar más beneficios para la salud que la harina de trigo tradicional, como la reducción del colesterol LDL “malo” y la resistencia a la insulina. La harina de almendras es particularmente rica en vitamina E, un grupo de compuestos liposolubles que actúan como antioxidantes en tu cuerpo. Estos compuestos, previenen el daño de moléculas dañinas llamadas radicales libres, que aceleran el envejecimiento y aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer. El magnesio es otro nutriente que abunda en la harina de almendras. Está involucrado en muchos procesos en su cuerpo y puede proporcionar varios beneficios, incluido un mejor control del azúcar en la sangre.

Harina de bellota.

La harina de bellota posee una gran cantidad de proteínas y por tanto, resulta ser beneficiosa en dos aspectos: en construcción de masa muscular y sensación de saciedad prolongada.

Por otra parte, contiene propiedades que son capaces de crear una reacción glucémica que va a incidir notablemente en la producción de nuestro organismo de la insulina.

En cuanto a las vitaminas y los minerales que la harina de bellota aporta al organismo, tenemos que es una fuente de vitamina B6, además de minerales como el calcio, hierro, magnesio fósforo y potasio.

Esto la convierte en una harina que puede ayudar a combatir la anemia por su cantidad de hierro, así como también es muy beneficiosa para los huesos y la salud muscular al poseer potasio.

Como por si fuera poco, resulta ser rica en antioxidantes que son parte fundamental en el proceso de combatir agentes radicales libres causantes de varios problemas como el envejecimiento prematuro.

Asimismo, la harina de bellota contiene un 65% de lípidos. Estos a su vez se consideran lípidos saludables que tiene como principal objetivo el disminuir los niveles de colesterol malo en la sangre y también el riesgo de cáncer.